Quo Vadis

Llevo tres veranos y dos Semanas Santas trabajando como guarda guía en una de las cuevas más bonitas del mundo (se me permite la exageración por el vínculo maternal). Llevo tres veranos y dos Semanas Santas recibiendo a gentes de todas las procedencias, incluidas las denostadas antípodas, y nunca dejaré de sorprenderme y admirarme ante esta especie a la que pertenezco; aunque, cualquiera que visite el Museo arqueológico de Asturias y se detenga ante la recreación de Casilda (así la llamo yo), se dará cuenta de que soy fruto de esa famosa hibridación entre los sapiens y los nean (osea, los otros). Igual es mi parte neandertaliense, la "bruta",  la que me lleva a escribir este manifiesto contra los sapiens puros, los de ocho apellidos sapiens y sangre azul. 

Las cuevas, los Castros, los yacimientos arqueológicos abiertos al público, son lugares increíbles qué atesoran el principio de todo. Los guarda guías son (somos) personas encargadas de que podamos disfrutar de tan increíbles hallazgos de forma segura, tanto para el propio yacimiento como para las personas que lo visitan;  y, además, regalamos un discurso más o menos currado, qué nos pone en situación y nos ilustra sobre los detalles de todas esas piedras, pinturas, grabados, estructuras...qué, para la mayoría, carecerían de sentido sin su (nuestra) explicación. Cuando accedemos a uno de estos lugares, ya sea de forma directa o a través de una reserva previa, nuestra obligación es leer la normativa relativa al sitio, qué viene siendo lo que engloba ese botoncito dónde pone "He leído y aceptado las condiciones bla bla bla" justo antes de validar la reserva. Os aseguro que todo está en esos párrafos que nos saltamos, ávidos de cerrar cuanto antes ese contrato que nos va a citar tal día a tal hora a X personas. Lo voy a explicar como yo explico las cosas,  qué no será la mejor manera, pero es la única que conozco:

1_ Los yacimientos arqueológicos no son parques de atracciones 

2_ Los yacimientos arqueológicos no son el plan "B" a un día de "no playa"

3_ Los guarda guías no existen para joderle la vida a nadie . Si te saltaste los párrafos anteriores, vuelve a la casilla de salida 

4_ No tenemos trenecitos ni moquetas para pulular por nuestros yacimientos. Así que, no; no puedes venir con las alpargatas abismales de Castañer, ni con las sandalias de Jimmy Choo, ni con el booga boo del precioso bebé recién llegado a la familia, ni con la silla de ruedas de la abuela/o/e, porque el acceso al tesoro es una escalera de tropecientos peldaños irregulares, sin barandilla y peligrosísima, por la que podrías descoyuntarte con todo el glamour del mundo; pero descoyuntarte, al fin y al cabo.

5_Los guarda guías no tenemos ningún tipo de prejuicio contra las personas con discapacidad. Es probable que también tengamos entre nuestros seres más queridos a personas con limitaciones físicas o psíquicas a las que, por nada del mundo, martirizaríamos bajando por un acceso infernal hacia un lugar frío y oscuro qué, seguramente, a estas personas con alta sensibilidad, lejos de aportarles nada, les va a generar un estado de horror qué perturbará su existencia durante largo tiempo. 

6_ Tus hijos pequeños, créeme, no van a disfrutar de la visita a una cueva con una señora/o/e, que dice cosas aburridísimas sobre rayas, puntos y cosas extrañas que enfoca con una linterna qué, no; no nos deja jugar con ella (dice que está trabajando). 

Voy a resumir: 

A dónde creéis que vais? A dónde creéis que venís? Mi/nuestra/vuestra cueva, no es una guardería ni un centro de día. No es el escenario dónde voy a demostrar al mundo que, mi hijo/a/e, mi madre/padre/tío/tía/partener, no tiene la discapacidad qué sí que tiene; y que yo no soy quién tiene que decírtelo! Alguien diagnosticó lo que tú ya sabes. 

Soy guarda guía. Me flipa mi trabajo.  Estás haciendo que me pese tanto, qué se me olvide lo que me gusta. No me jodas. Disfruta de Asturias y de su clima y de su gente y de su sidra y del cachopo. Visitar un yacimiento arqueológico, no desgrava en Hacienda.  Quo Vadis? Y pega la vuelta.