8M
Muy buenos días. San Viernes. Dicen que hoy entra un carrusel de borrascas (no sé si dijeron "carrusel" exactamente). Bueno, eso, qué finde ventoso y lluvioso y nevoso, de los de manta-perro-tele y/o libro. Precioso panorama para meditar acerca de lo qué somos y lo qué queremos ser. Cuaresmáticamente hablando, parece ser que somos polvo y nos convertiremos en polvo, con lo que los católicos tenemos poco en qué pensar. Filosóficamente hablando, la cosa se complica y mucho. Quiénes somos, de dónde venimos a dónde vaaaaamos? Estamos solos en la galaxia o acompañaaados? Desde el punto de vista político Cuánto hemos tragado? Cuánto más estamos dispuestos a tragar? A qué precio vendería mi alma? Cuánto costará el kilovatio/hora el sábado?... Hoy es 8 M. Por fin, el gran hermano consiguió lo que quería y la esencia de la lucha por la igualdad se queda reducida y contenida en una fecha, una manifa y unos cientos de camisetas moradas; tal y como ya advertí, metieron mierda y más mierda en esas cabezas jóvenes, entregadas a slogans vacíos y bien sonantes y, hoy, parece que las dos ramas del feminismo salen enfrentadas a la calle. Dos ramas? Alguien no entendió nada, aún. Y, eso, es precisamente lo qué buscaba esa jerarquía patriarcal de la que tanto hablan. Sólo hay una causa y es común. Entiendo que estas generaciones nuevas, frescas, lozanas y preparadísimas no están bien informadas de lo que representa la lucha de la mujer trabajadora. Alguien las desvió del camino con unas chuches, unas pancartas de puta madre y unos globos color malva. Es por lo de la educación rigurosa que nos hemos ido cargando sin pudor. Falta espíritu crítico. Falta conocimiento histórico. En fin, a mí hoy me pilla fatal la manifa. A ver si os arregláis las dos ramas, mujer, qué está muy feo salir enfadadas. Siempre en la lucha, por los derechos de la mujer (no de las mujeres).
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