Líneas Rojas

Muy buenos días. Es viernes y ponemos el "cerrado" a una semanita qué nos vino con muy de to y más pa con ello. Manifas y altercados de unos cuantos qué sonaron como si fueran muchos más. El debate, los discursos , los insultos, los huevazos a la puerta del Congreso, la votación.... Os juro qué me tenía pensado sentar frente a mi taza de té y escribir sobre ese debate tan intenso en los atriles y con tanta estrella en el escenario; pero, según abro la prensa de hoy, me topo con el titular de primera en el diario ELMUNDO: "La Investidura deja una España partida en dos"  y  me viene a la boca del estómago una escena tremenda qué vi en el telediario. Dos jóvenes (pero, jóvenes de los de 23) envueltos en la bandera de todos, seguían la votación desde una de las pantallas gigantes que colocaron fuera del Congreso, como si del recuento de Eurovisión se tratase y, cuando se anunció el resultado, estallaron en un llanto terrible; lloraban amargamente. Me quedé muerta. Lo primero qué se me vino a la cabeza fue preguntarme qué tipo de "información" transmitimos a nuestros hijos/has/jes. Sabemos todos realmente lo que significa un estado democrático? Y una monarquía parlamentaria? Qué tipo de hecatombe se supone qué va a acontecer en la vida de estos chicos por culpa de una amnistía a cuatro mequetrefes? Me refiero a su día a día. Me refiero a mi día a dia. Nadie les dijo qué no había sorpresas y qué iban a ser 179 votos a favor, tal y como lo llevamos viendo en telediarios y titulares toda la semana? Esas lágrimas llevan nitroglicerina que un entorno familiar y "educativo" inyectó en los lacrimales de unas criaturas qué, intuyo, no tienen ni la más remota idea de lo que va el juego de la política. Esta democracia nuestra, tiene sus taras, no seré yo la que diga lo contrario; necesitamos una reforma de la ley electoral más pronto que tarde porque estos mercados y chanchullos pos electorales son una patraña. Pero, asumiendo todo esto, vivimos en un régimen que nos permite discutir y expresar nuestra opinión. Nos permite decidir qué tipo de enseñanza queremos para nuestros hijos. Y nadie te obliga a procesionar bajo ningún palio; pero, si quieres, puedes hacerlo. Tenemos una Sanidad pública, qué ciertamente va coja después de aquellos famosos recortes de los que no quiero acordarme, pero qué sigue manteniendo hospitales dónde especialistas de la medicina tratan nuestras enfermedades. Y unos cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado qué garantizan nuestra tranquilidad. Alguien les ha contado a estos chicos esto? Somos los últimos perceptores de un sistema educativo qué nos obligó a saber de mates, de lengua, de historia, de fisica y química, de filosofía...  Cuidadito, papás y mamás con las soflamas radicales, qué luego van al pan. Cuidadito señores periodistas: no es de recibo fomentar desde los poderes que ostentáis las diferencias y los rencores. A ver si lo qué era cosa de cuatro piraos, se va a convertir en pandemia.Las líneas rojas no siempre son exactamente rojas.

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