Goya

Muy buenos días. Es miércoles y se acabó la fiesta hasta para los de Madrid, qué me sigue matando. Tengo que deciros que , como buena provinciana qué soy, a mi la capital del reino me queda grande y "sofocona ". Tanto tráfico, tanta distancia de un sitio a otro, tanta prisa, tanta celebridad suelta por la calle... (Sí, tenéis toda la razón: este párrafo me ha quedao Paco Martínez Soria total) Pero, hay veces que me pregunto "Y yo, cómo no vivo en Madrid?". Me pasa mucho durante las campañas electorales, cuando Santa Isabel despliega su manto de armiño y sale de palacio a presidir algún acto porque, eso, tiene que notarse en el ambiente desde Fuencarral a Vallecas, por encima de cualquier cota de polución. Ayer era 2 de Mayo y celebraban en la Villa y Corte el levantamiento del pueblo contra los invasores gabachos qué tampoco fue propiamente una invasión sino un negociete entre varias potencias con la única pretensión de darle una ocupación a José Bonaparte más conocido como Pepe Botella, qué como su propio nombre indica, iba un poco perdido por la vida y sólo daba que disgustos a su hermano tan serio y tan formal y tan buen invasor. Qué ni la EGB consiguió que se sacara el Pepe, y le traía por la calle de la amargura. Qué no quieres estudiar? Pués me vas a ir a gobernar España qué ya verás como vuelves pa matricularte en la Sorbona cagando leches. Qué no sabes cómo son los españoles, Pepín! No te arriendo la ganancia!! Pero eso es otra historia. La cosa es que este año la conmemoración de tal hecho histórico cayó en medio de la campaña para las elecciones municipales y autonómicas y, nuestra querida Isabel, se levantó imbuida en esa magia que otorga el visualizar una y otra vez, la tribuna VIP con ella en el medio  y Almeida a su derecha y Feijoo a su siniestra (lagarto lagarto), siempre unos centímetros por debajo suyo(se les quitaron los cojines a tal efecto) con uniformes militares rodeándola y los madrileños aclamándola como si fuera el mismo Manolete resucitado de entre los muertos. Y, entonces, en ese momento, mientras se ajustaba el escote en pico de su ceñido vestido color... Color indefinido entre morado y gris, dijo "Eureka!" Y sacó del cajón de los sujetadores viejos pero que todavía no están pa tirar, una hombrera qué le había arrancado en una feria de San Isidro a un torero jovencito qué estaba de "toma pan y moja" y con un par de imperdibles se lo clavó en el hombro; y al recogerse las greñas en un moño bajo y muy español se susurró en el espejo: guapa, tú! Y chula! Y rechula!! Hoy, presido yo! Y, nada, lo demás ya lo sabéis: por la mañana temprano pusieron una silla pa Bolaños y, en cuanto la goyesca se ajustó el madroño que pendía grácil sobre su teta izquierda, la quitaron. Y cuando llegó el de la presidencia a la tribuna, le pidieron santo y seña y como la acababan de cambiar y no se la sabia, al tercer intento, el cajero le tragó la invitación y se quedó compuesto en la parte de atrás del tinglado. Moncloa tira de decreto del 83 y la Santa de ya tengo una ministra en la tribuna y ésta es mi fiesta y si quiero, lloro (como dice la canción). España en estado puro. Yo creo que algunas personas estamos fuera de nuestro tiempo. Esta señora en 1808, ella sola, una tarde de toros con el Bonaparte pequeño, nos habría evitado muchos disgustos y nos habría privado del talento de Francisco Goya. Lo comido por lo servido. Me dice una amiga que limpia los baños de la casa de Correos de Madrid, que durante el vino español (of course) qué se sirvió luego, Margarita Robles tuvo que cambiarse dos veces la Tena Lady de la risa qué pasó y que, sin embargo,  Feijoo andaba suelto de la tripa (el miedo guarda viña y aligera el intestino) Veis cómo sí que mola la política? Claro, hombre! Feliz esdrújula y qué viva España!

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