Iñigo Montoya

Muy buenos días. Es lunes y es otoño. Otoño de verdad, con 12° y orbayu; qué son los dos condicionantes más poderosos qué conozco pa renunciar a todo durante un par de horas más y volver a meditar bajo las sábanas. Pero no va a poder ser porque hay que dibujar bonitos planes para el resto de la semana. A ver, qué me habéis liado en estos tres meses? Mientras yo estaba dentro de la cueva, a salvo de olas de calor y lejos de cualquier tipo de información posterior al Magdaleniense, algún tipo de cataclismo ha sacudido la tierra de los vivos. Rusia reclutando reservistas. Reservistas saliendo de Rusia por tierra, mar y aire. Putin jugando a que le pica el dedo, encima del botón rojo. Biden, qué como rozar me roces el botón, te vas a enterar. Crisis energética, económica, humanitaria...
 Tenéis esa sensación qué me ronda hace tiempo de que nos han dejado jugar este verano a que éramos burgueses, antes de meternos en casa bajo todo tipo de restricciones? Como pudieron durar siete años juntos, Risto y Laura? Alguien entiende la urgencia por terminar de descarbonizar Asturias en plena demanda de energías alternativas al gas y al petróleo? Alguno sabe explicarme cómo te puedes dejar fotografíar puesto hasta el culo, a juzgar por el careto, besando a una brasileña de bandera, a los dos días de prometerte al "amor de tu vida"? A esta última pregunta, sólo se me ocurre una respuesta: no eres Iñigo Montoya, no puedes aspirar a la princesa prometida, por ñoña qué sea ésta. Id pensando en estas cositas y nos vamos poniendo al día, poco a poco. Feliz lunes. Dibujadlo bien.

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