David? Goliat?

Muy buenos días. Miércoles de ceniza. Estoy leyendo la crónica última de la guerra en Ucrania y, francamente, la historia del adiós de Casado en cómodos plazos, me parece insultantemente frívola. Si no acabara de enterarme de la existencia de una "bomba de vacío" qué, al que no mata por la hostia, lo mata por asfixia y que se está "usando" en este desatino, podríamos hablar de la infinita margarita qué Feijóo deshoja desde lo de la movida madrileña y qué, ya os dije yo,  alterna pétalos blancos y pétalos con fotos a bordo de yates propiedad de amiguetes nada recomendables, o del look azul cielo que usó ayer Santa Ayuso para asistir en Génova a la premier del "Príncipe Destronado" (besos en ambas mejillas con sabor a Judas incluidos) pero la guerra lo inunda todo. Los de la UE, OTAN y demás ONG del mundo civilizado nutren de piedras y hondas a David, qué no tiene manos suficientes pa lanzar tanto proyectil, mientras Goliat exhibe brazos, misiles y portaaviones. El mundo clama por una intervención directa; los bancos rusos están quebrando, sus aviones apenas pueden volar por espacios aéreos qué no sean los suyos, los embajadores están siendo expulsados y sus productos boicoteados. Rusia intenta invadir Ucrania, mientras están siendo asediados en su propia fortaleza. Pero el gas sigue fluyendo; a precio de Californio, eso sí. Yo no entiendo de guerras ni las quiero entender. Entiendo el insoportable sonido del llanto de bebés en medio de escombros, entre cadáveres y del trueno que precede a un bombardeo. Entiendo la desesperación de los que están viviendo dentro de unas fronteras incandescentes una pesadilla terrible mientras los de fuera miramos con horror, pero desde la grada. La pregunta es, qué Dios me perdone, si no se puede matar a la cucaracha que no nos deja dormir, de un pisotón certero, con el asqueroso "crucru" al aplastarla y el "gluglú" de sus viscosas entrañas esparciéndose por el suelo. Señor perdónanos a todos por lo que hacemos y, sobre todo, por lo que no nos atrevemos a hacer. Por fin, llueve. 

Comentarios

Lo más leido

El lejano oriente

Astados y paquidermos

Autoconfitamiento