In extremis
Muy buenos días. Es viernes y voy con el piloto automático porque ayer me acosté a las dos de la madrugada por culpa de mi adicción a una telenovela colombiana, vendida por Netflix como "serie del momento ". Todo el mundo me decía qué era adictiva y aunque yo solo le soy fiel al tabaco, me zambullí en el mundo de la dependencia. Conste qué tardé en engancharme la mitad del serial(sin contar los capítulos que me salté por evidentes y previsibles), pero estuvo chévere porque hoy he recapasitado y he llegado a la conclusión de que nesesito con afán una visita al neurópata. De pronto, ahí estaba yo intentando formar parte de ese ejército de personas que vivían en un Matrix lleno de matas de café, mujeres hermosas llenas de anillos y soberbia y la historia subyacente y que nunca falla de Romeo y Julieta repartiendo bendisionesmijhita. Bueno, pues ya está. Terminé y no siento la necesidad de ver una y otra vez el momento final con boda y desenredo de planes maléficos (por si alguien no estaba bien atento y se había perdido entre tanto malote). Solo necesito 3 horitas de sueño o, en su defecto, un buen café de Colombiano of course, bien cargado y antiojeras a discreción. Bueno, os cuento esto porque, cuando ayer decidí acabar con el tormento y entregarme a los últimos, digamos 5 capítulos, sacrificando cualquier otro tipo de emisión audiovisual, me estaba perdiendo el auténtico y genuino drama qué nunca defrauda. En la votación para sacar adelante la Reforma de la ley laboral, hubo más secuestros, muertos, infartos, robos y amor, qué en los 88 capítulos de mi cafetal. Pierde el gobierno porque dos que tenían que decir sí dijeron no. Pero uno del otro bando en vez de decir no, dijo sí y salió palante la operación. Eso sí, durante los siguientes 15 minutos, se petó el mostrador de "quejas y reclamaciones". UPN fulminó a los dos listos que votaron por su cuenta. El PP todavía no se cargó al torpe que parece que tiene tendencia a equivocarse, pero no creo que tarden en desaparecerle. Yolanda Diaz, fue hoy pa la peluquería a retocar las mechas tan estirada, que tuvo que agacharse bajo el dintel de la puerta y, el pueblo llano, todavía estamos repasando la moviola, pa saber lo que nos perdimos. La cosa es que, en el minuto 88, contra todo pronóstico, el Atlétic de Bilbao le quitó la merienda al Madrid y, el PP está pidiendo el VAR, mientras la Batet sentencia: " carta en la mesa, pesa". O algo así, vaya, todo muy "in extremis". Tengo que deshacerme de Netflix; me despista de los verdaderos culebrones. Feliz finde.
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