Laponia
Muy buenos días es miércoles y tengo el corazón como un martillo hidráulico. Y es que yo necesito marchar pa Laponia en el primer vuelo porque ya no tengo aňos ni cuerpo pa estos sobresaltos. Martes electoral en la Villa y Corte. La peňa, al salir de casa, cogía número pa la carnicería, el colegio electoral, la cola pa vacunarse y la peluquería. Hay quien dice que Rocio Monasterio y su maridísimo se marcaron un perreo mientras esperaban para ejercer su derecho al voto; ella dijo que como no nos dejan ir a las discotecas, tienen que bailar en la calle; pero me confirma una seňora que estaba justo detrás suyo, que en realidad, se estaba haciendo pis y se puso a bailar pa ver si aguantaba y al ver una cámara de tv, obligó a su cónyuge a seguirle el juego. Ya decía yo que un Espinosa de los Monteros no perrera si no es in artículo mortis. Claro, es que vete tú a saber, desde qué hora estaba la pobre en la calle! Largo y tedioso martes con platós llenos de estadistas, analistas, vocingleros, profetas y algún periodista jugando con oráculos y posos de café. Se cargaron Mastercheff y las "otras noticias" fueron reducidas a titulares. Al final, los madrileños subieron a los altares a Santa Isabel, la que no cierra bares, ni teatros. Dicen qué los franceses estaban exultantes y que van a venir el finde a celebrarlo por todo lo alto. Bueno, ya al principio del escrutinio se perfilaron los resultados : Ayuso arrasa y los demás, a ver la ballena. En estas cosas, siempre hay una catástrofe colateral (o, varias) claro. El PSOE paga su política pandemico- represora, Unidas podemos ni fu ni fa, Más Madrid sube como la espuma, los de Abascal ganan algún puntito y... Ciudadanos se mete una ostia como un mandil y desaparece de la comunidad del chotis. Bueeeno, todo muy normal y esperable, salvo lo del Mariachi qué envió Forocoches a la sede de Unidas Podemos a tocarles los cojones y el "canta y no llores" . Como no fui capaz de encontrar un programa que no estuviera reanalizando los resultados y estableciendo relaciones absurdas entre lo qué pasó en Madrid y el resultado de la liga, me puse a ver una serie en una plataforma (bendito Netflix), cuando mi hija me da la Noticia de la Noche : Mamá, qué eliminaron de Mastercheff a Pablo Iglesias. Por un momento, corrí a poner la 1 por si, en el fragor de la euforia, Ayuso había tomado Prado del Rey y les había obligado a punta de pistola a emitir el concurso. Luego pensé : Pablo Iglesias, Pablo Iglesias... Este no es el primer ex de la Preysler, padre de las gemelas inmunodepresoras que cumplieron 20 aňos esta semana y qué pa celebrarlo papá les montó una empresa con página web y todo, qué sale una foto en el HOLA y tienen 238 seguidores? Calla! Boba!! (dije, yo pa mi) pero si se trata del Samurai de Galapagar!! No me digáis qué se corta la coleta!! A los tres minutos escasos, las redes lloraban la trágica pérdida. Yo, fui a por la caja de los lexatines y, como ya no me quedaban porque este país te obliga a ser yonki quieras o no quieras, me hice una infusión con el prospecto y me fui a la cama sin dejar de pensar en el pobre Pablo deambulando por el Madrid de los Austria, bebiendo sus lágrimas y unos calimochos, o mejor unos gintonics, porque desde ayer ya no tiene nada que explicar ni rendir cuentas ni justificar lo injustificable. Pero... Cómo volver a casa con la parienta esperándole rodillo en mano y Echenique en el salón, de espaldas a la puerta, mirando arder las brasas en la chimenea, haciendo cuentas y más cuentas y susurrando : "tranquila, Irene. Ya no tendrás que preocuparte por la niňera. En realidad, no le necesitamos. Tú y yo, llegaremos muy lejos... "
Y, todavía hay quien espera hoy la dimisión de Inés Arrimadas... Homenomejodas, paso por la farmacia y me largo pa Laponia.
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