Querido Echenique , no eres tú , soy yo.
Muy buenos días. Es viernes, lo que ya hace que todo se vea desde una perspectiva mucho más benévola. La humanidad ha colocado un chisme en Marte que ya anda buscando vestigios de vidas anteriores o actuales. Hace un año me habría cebado con este viaje al espacio, hablando de las necesidades sin cubrir de este mundo nuestro y el despilfarro de medios en estas aventura. Hoy, ya le dije a Xuacu que hay que empezar a mirar a qué precio van a poner las parcelas en el planeta rojo porque, este nuestro, se me está quedando pequeño para compartirlo con Echenique. Me da muchísima rabia reconocer esto, pero dicen qué en la confesión va la penitencia, así que allá va: No soporto a Echenique de nunca. No tiene nada que ver con el twit de ayer ni con nada en particular. Es, sencillamente, que no puedo con él; me resulta imposible. Sabes cuando te presentan a alguien y en un segundo surge un flechazo envenenado qué te va directo al páncreas y, aunque te salvase la vida, sabes qué jamás vas a poder querer a esa persona ? Pues, justo eso me pasa a mí. Su sola presencia me ofende. A lo mejor es por eso que soy de las pocas no indignadas en este país por su mensaje de aliento a los desgraciados que, cada noche, se cargan nuestro mobiliario urbano y ponen en peligro las vidas de los miembros de las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado. Por mi, cuanto más meta las patitas en el fango, mejor. A ver si un fiscal ocioso, encuentra en esa exaltación del terrorismo, fundamentos para meterle una temporadita en el cuarto de pensar. Digo yo qué, a estas horas, debe estar nuestro vice-samurai, repasando las fotos antiguas de cuando Iňigo y él, eran un mismo ser de luz hasta que llegó Rasputin. Y digo yo también que, cuando pasa el dedo, melancólico, sobre las tiernas facciones de Erre, no dejará de derramar alguna lagrima que otra, pensando en lo que pudo haber sido y no fue. Y en lo peligroso que suele resultar tener una cobra como mascota. Pero, vamos, qué es viernes y que se espera un finde calentito con mucho fuego y mucho adoquin suelto ; gente sin sentido ni común qué, a la vista de sus habilidades, mejor los poníamos a picar piedra con Echenique de capataz.
Feliz viernes.
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