El discurso del Rey

 Muy buenos días. Es jueves. No un jueves cualquiera. Es el jueves del discurso del Rey. Como cada Nochebuena, el monarca de turno, a eso de las nueve de la noche, hablará en directo desde un despacho lleno de símbolos para el pueblo. A mi, este momento cargado de "orgullo y satisfacción" me solía pillar volviendo a casa de los vinos más apurados del año, corriendo en tacones, calle del Rosal arriba, para evitar la bronca de llegar tarde a cenar a casa de mis abuelos. Como los mayores asistían en silencio y entrega al mensaje real, todo solía quedar en un Sssshhhh! Pasa pa la cocina a ayudar! Con lo que le tengo cierto cariño por lo del síndrome de Estocolmo. Más tarde, era yo la que estaba en plena batalla con la sopa de pescado (qué lo del marisco era pura fantasía) y hermanas y cuňadas en la cocina, jiji jaja; y también hubo "Sssshhhh, callar un poco, qué no oímos ". Total, qué nunca me entregué a la causa, hasta que, a las pocas horas del magno acontecimiento, se empezó a analizar el color de la corbata del monarca, si lleva rayas horizontales o verticales o en diagonal; las fotos de los portaretratos de plata, si son de las niňas, si sale la abuela de pedigrí o si sale la de a pie de calle ; la posición de San José en el Belén, la posición del Belén mismamente ; si está en la mesita de caoba o en una mesa camilla con tapete... En fin, todos esos detalles, qué Nati Abascal y yo, sabemos valorar. Fue entonces, como digo, cuando me aficioné a estas locuciones. A puntito de hacerme socia del club de amigos de la Zarzuela/24 de Diciembre, compruebo con estupor y decepción que la prensa de hoy, adelanta un contenido sosegado y tranquilo del mensaje real. Esto es spoiler en toda regla! No tengo ni orgullo ni satisfacción. No me cabe! Estos periodistas infiltrados acaban de echar por tierra la ilusión que siempre tuve de que Felipe VI, iba improvisando, cada Nochebuena, esas palabras que nos preparaban pa saltar sobre los langostinos y la mayonesa. Ese verbo fluido que nos hacía reflexionar sobre la flor de pascua que aliňaba su escritorio, qué pedía a gritos un pequeño giro a la izquierda pa tapar la calva entre las hojas, y que siempre creí espontáneo y original. Y, hoy, acaban de ponerme delante de los ojos qué el puňetero y tedioso (todo hay que decirlo) discurso, ya está escrito desde ayer(si no es del mes pasado) y no de su puňo, me temo. Y, lo peor: si es tranquilo y sosegado, no va a hablar de mis amigos dispersos por el mundo qué este año no pueden estar aquí, ni de los que esta Navidad van a cumplir a rajatabla las recomendaciones de Sanidad porque la puta pandemia se llevó a los que iban a hacer saltar el número de comensalesy hoy sólo va a hacer saltar lágrimas en cascada; intuyo que no dirá nada de los médicos y sanitarios en general, qué no pueden ya con la vida, ni de los camioneros que tenemos en Dover sin poder venir pa España , ni de los españoles que se han quedado sin trabajo y sin casa y sin ganas de vivir. Por supuesto, no tocará el tema de lo joputas que nos salieron estos políticos en los que confiamos y qué sólo responden a consignas electorales y les importan nada todas estas naderias que se me vienen a la boca con el sabor a bilis qué me estoy generando a mi misma mientras escribo este parte. La izquierdona, la derechona, los del medio y su puta madre. No, no puede ir de estas cosas si va a ser " de tono sosegado y tranquilo". Voy a llamar a Nati a ver si ella sabe algo porque yo estoy perdidísima. Escucha, qué a ver si en vez de filtración es un bulo y resulta que habla de todo esto y más que no quise yo poner aquí y me tengo que tragar mis palabras. Ojalá. Aunque lo dudo mucho. Y, no creáis que no estoy navideña porque lo estoy más que nunca. Sosegada, igual no. Y tranquila, igual tampoco;  pero, por mi vida, que estoy ansiosa por celebrar con los míos lo que realmente importa, por mucho que me lo quiera suspender Ada Colau. Esta noche, es Nochebuena y hay que calentar el corazón (yo empecé calentando el hígado ; pero es que soy de letras puras y, a veces, confundo los órganos vitales unos con otros). De verdad, podéis creerme, os deseo Feliz Navidad. 

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