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Mostrando entradas de diciembre, 2019

Feliz, feliz....

Esta reseña tenía que estar escrita a media mañana; pero, según me voy haciendo mayor, he ido desarrollando una capacidad ilimitada para complicarme la existencia. De hecho, aquí estoy, currándome una sopa de pescao, qué quién me manda a mi, si con una merluzina rebozada con cuatro langostinos íbamos que nos matábamos. En fin, no me quiero ni imaginar, a mí misma, metida de lleno en los locos años 20 qué se nos acercan a ritmo de charlestón. El resumen del año que se va no es nada fácil porque tuvimos mucho, mucho maravallu, en general. Ya si entramos en lo personal de cada cual, ni os cuento. En política, lo que más gastamos fué en lazos amarillos y en urnas. Cansamos de ir a votar y de incongruencias catalanistas. Y, total, pa ná, porque seguimos a vueltas con el procés los presos, el cava y su libertina madre. Lo de las urnas, después de un curso de democracia intensiva, parece que tiene visos de ir a resolverse (aunque, claro, nunca se sabe; porque una moción de censura te sale en ...

De Nativitatis

Envuelta en mala mar y vientos huracanados, descuidé este hermoso remanso por un riguroso orden de prioridades, cuando, de pronto, llegó Navidad. Me cagaría con gusto en la Sanidad pública y sus ineludibles recortes; en su desidia hacia la gente mayor, qué en otras culturas veneran; en mi pobre empatia y en mi mal carazzzzter, si no fuera porque el Colasu ( qué ye la ferretería de Tapia) ha puesto un Belén en uno de sus escaparates, al que se le intuye tanto cariño en las manos que cortaron y plancharon las microtelas del mercader, que unió con sedal invisible a la paloma que vuelve al nido a alimentar a los pichones, que colocó cada pan y cada pastelillo en la estantería del panadero y se ocupó de poner agua en el minúsculo oasis dónde pasta un rebaño de camellos con sus crias, qué, al final, me tengo que comer los mocos y rendirme a lo evidente. Hay, existe, es Navidad. Este año, los candiles de mi árbol tililaban peligrosamente, porque la ventisca se llevó a Tato y sus risas de verm...