Todos y todas

Muy buenos días. Es viernes y, en Coaña, debe haber 20°, por lo menos; el cielo amenaza lluvia y hay visitantes que salen huyendo de celebraciones religiosas y ancestrales. Es, muy probablemente, la primera vez que a estas horas no estoy estirando manteles, encajando sillas y goliflando potas, mientras Joaquín me pone verde porque "tú no decías que ibas a misa? Pués mira la hora qué es y estás sin vestir!! Luego bajas corriendo como siempre!!"
El estar a tantos kilómetros y la jornada laboral, facilita bastante el asunto de laicizar la fiesta. Eso, siempre que no tengas una amiga que se llama María Sangü y qué me lanza en medio del desayuno una felicitación preciosa del día de Todos los Santos. Inmediatamente, todos los sistemas antinostalgia empiezan a pitar y, ya no va a ser un viernes de curro normal y corriente, vamos, lo tengo clarinete. Todos los años hablamos de lo mismo: de lo que está bien y lo qué está mal. De si es una hipocresía o un desfile de modelos. Del precio (abusivo)de las flores y de lo cutres que son las de plástico con gotitas de silicona emulando frescas gotas de rocío y que generan glaucomas inmediatos a los insensatos que pasan mirándolas más de cinco segundos sin gafas de soldador.  Este año, pensaba saltarme el discurso porque todas mis temporales  circunstancias laborales me lo están poniendo fácil, fácil; pero la felicitación de María, la del chat del coro y los Mossos de Escuadra, me obligan a reincidir.
Lo sé lo de los Mossos parece broma, pero no.  A ver qué me decís vosotros: Me puse a revisar la prensa y encuentro  la siguiente noticia: "Los Mossos en alerta ante una ocupación de los colegios (electorales, se entiende) el día de reflexión y el 10N (cuánto más guapa es esta fecha a nivel de reducir a una letra el mes, qué el 1O, que parecía un diez). Parece ser que los CDR pretenden evitar las elecciones convocadas por "el enemigo". Por si no lo sabíais, "el enemigo", aparte de ocuparse de vestir a la Infanta Elena hasta que se casó con Marichalar, se dedica a convocar elecciones; y no una vez cada cuatro años, si no, varias veces. Pues, lo que os decía, la lectura de esta noticia me hizo pensar en las libertades coartadas de miles de personas que dentro de 9 días no irán a votar, no porque estén hasta los güevos de políticos impresentables, ni porque no sepan a quién elegir esta vez porque no hay dónde atar un candil, ni porque pasen absolutamente de todo. No irán a votar, porque estarán acojonados en sus casas. Yo lo estaría y no me importa decirlo. Mi integridad física y la de los míos, vale mucho más que cualquier papeleta, lo siento. Y, entonces, cuando estaba pensando en esto de poder elegir, me di cuenta de que no hay ninguna razón para no hacer, una vez más, mi alegato a favor de que los católicos (incluso los católicos rojos) tal día como hoy, vayamos en masa a los cementerios, con el abrigo nuevo aunque sea doblado en el brazo (puto veranillo de San Martín!), qué nos echemos un padrenuestro delante de los nichos donde descansan personas que nos hicieron felices, que nos miraron con cariño y qué nos curaron mil heridas, aunque no volvamos a acercarnos hasta dentro de un año por allí (menos da una piedra). Qué no es ninguna tontería poder elegir entre ir a visitar el Castro de Coaña o el Campo Santo del pueblo. Y qué no quiero que obliguen a nadie a cumplir con ninguna tradición con la que no se identifique uno; pero tampoco quiero que nadie ridiculice a los que nos sentimos más felices haciendo lo que queremos hacer. Por eso, un año más, feliz día de todos y todas los y las Santos y Santas! Y, si te lo pide el cuerpo o el alma y no tienes "CDR" cerca, vete hasta el cementerio, no pasa res!

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