Santa Cecilia

Muy buenos días. Juro por mi horno (y, mira qué hace tiempo que no lo pongo en juramento alguno) qué, hoy, no estaba previsto ningún escrito en el blog. Pero, alguien felicitó a Ceci está mañana y todos los poros de mi piel empezaron a exudar bodymilk y música. Santa Cecilia, fue una virgen romana, condenada al martirio por su fe y, presiento que por su innegable cultura musical. Qué eso de que una chica supiera tañer un laúd o tocar el órgano y, por ende, leer partituras, no sería cosa buena. El conocimiento en cabezas con tirabuzones y diademas, puede desatar galernas muy peligrosas (no os suena esto de algo?). Se la rememora entonando con una voz melodiosa un salmo mientras moría axfisiada con humo y se la relaciona con partituras y rosas; lo que me lleva a pensar en preciosas láminas Vintages de Pinterest. Para los que la amamos y tenemos el privilegio de vivir cerca de la música, hoy es un día especial, muy lejano de esas conmemoraciones tipo "día mundial del caracol sin colágeno en el caparazón". Nos felicitamos, nos sonreímos, elegimos este día para lecturas de tesis doctorales, para conciertos y manifestaciones culturales y, en caso de ser guarda guía en lejanos Castros del occidente, para rememorar todas estas cosas y escribir un Post que no estaba previsto. La Música es un lugar. Es ese lugar donde nos reunimos personas muy diferentes a sosegar de los desaires de la vida, a calmar dolores cardíacos, a compartir una lengua cooficial mundial e intemporal; a rezar y a lo contrario; a soñar y a exacerbarnos; a dar consuelo a nuestro dolor y recibir calor cuando hace frío. Es un lugar de recreo y risas; es ese espacio donde no hay puertas, ni ventanas, ni techo, ni suelo dónde cabemos todos: los que crean, los que interpretan y los que escuchan; y, ahí dentro, surgen como plantas carnívoras y voraces, unos vínculos indestructibles. Somos yonkis de la droga que comparten los Sex Pistols y Mozart. Si tenéis hijos, jamás les dejéis acercarse a semejante antro universal porque ya nunca podrán salir. Y empezarán a desarrollar extrañas y peligrosas filias por el saber, el sentir... Tendrán visiones y escucharán voces distintas. Descubrirán colores que no están encerrados en ninguna paleta y la vida no será una sucesión de acontecimientos perfectamente ordenados por un código cronológico. Sabrán percibir matices y buscarán, inevitablemente por el resto de sus días, la libertad. Mucho cuidado con esto. 
Feliz Santa Cecilia.

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