Vuelta a la normalidad

Muy buenos días. Sé que os debo un montón de crónicas; pero, me he tomado unos días de "periodo de adaptación" a mí nueva vida laboral y de la otra. De todas maneras, no me he perdido gran cosa porque, me asomo a los grandes del papel y veo que seguimos sin saber quién es quién, en la mayoría de ayuntamientos y comunidades autónomas. Tranquilos todos: tarde o temprano tendrán que asomar la patita por debajo de la puerta, porque habrá que rellenar los datos de las nóminas y, eso, amigos míos, es más que sagrado.
Se rumorea que Sánchez e Iglesias están redondeando el pacto que nos hará sociatas durante cuatro años y que está la negociación en ese delicado momento del reparto de carteras ministeriales. El pariente de la Montero, insiste en que sin el ministerio de Trabajo no se atreve a volver a casa. Probe. Lo tiene que estar pasando mal. Ella, de suyo, tela; pero, en este primer trimestre de gestación, debe tener las hormonas cómo pa andarse con tonterías.
Lo que, por fin, ha finalizado es el juicio al procés con una ovación cerrada al gran Marchena que abandona el coso por la puerta grande con las dos orejas y el rabo. Por lo menos los suyos. Cómo era de esperar, los procesados aprovecharon su momento de gloria, en el momento de los alegatos finales, para intentar adoctrinar al tribunal que los está juzgando en lo que viene siendo "Dios y la República" "Lo que la Dui esconde" y "Ni somos todos los que estamos, ni estamos todos los que somos; que nos falta Puigdemont". No faltaron amenazas a la estabilidad política en caso de pena pomposa y los típicos pasodobles "Banderita roja y gualda, pero con rayitas estrechas" y "España nos roba".
Todo, visto para sentencia.
En Europa empiezan a cambiar las campañas anti-brexit por los reportajes acerca de lo tranquilos que nos quedaremos en Europa cuando Gran Bretaña se vaya. Esa técnica es más vieja que el cuplé. Se llama en mi pueblo "picar el billete".
Y, si. Hubo amplia exclusiva en el HOLA , sobre la boda de Carlota Casiraghi. Tengo que decir que, después de hacerle hasta la prueba del Carbono 14 al susodicho reportaje, expongo que:
Por encima del cadáver de quién sea, Carolina sigue siendo la más elegante de todas ellas.
Carlota Casiraghi y su supuesto guiño al vestido de su abuela en la ceremonia civil hay que ir a buscarlo al mismo armario donde guardan el glamour las gemelas de Julio Iglesias. El segundo vestido, un Chanel absolutamente maravilloso, lo completó con la misma cartera que usó para su boda civil (parece que está de moda lo del reciclaje) y unos botines destalonados que, a mí, personalmente, me espantaron. Pero bueno, claro, quién soy yo pa juzgar qué calzo botas de monte combinadas con pantalón de treking y forro polar; ahora que lo pienso...
Ideal, ideal, ideal, la nuestra Martita, la de Zara. Llevaba un Valentino arrebatador y unas sandalias de tacón vertiginoso y monisisimas. La de Osma, no me gustó nada: Vestido lleno de margaritas sobre fondo rojo y un volantón terrible cruzando el escote. Yo, me vais a llamar fata, creo que esta chica tiene un problema con el pelo. Es lacio, demasiado largo y con esa raya al medio que te convierte en rancia, antes de acabar de trazarla. Bueno, eso, la de Osma con un look más indígena hawaiana que invitada de los Grimaldi. Tati Santodomingo tiene uno de esos físicos equinos, que  produce una atracción inmediata hacia algo lejano al concepto estandarizado de femineidad. Vamos, qué ye como un caballón; pero de raza árabe. No sé si me explico. Lo inexplicable del asunto es esa lazada al cuello rollo Olivia Newton John, en Grease. Tengo la impresión de que la tragedia, las drogas y el desamor,  se confabularon, en su día, contra Estefanía ;pero no pueden con ella.  De rojo muy ceñido a su delgadez, no puede evitar destilar belleza.
No puede.
Enfins, es jueves y lo mejor está por venir. Y, lo mejor será el concierto que daremos el sábado para recaudar fondos para que puedan excavar y descubrir un mosaico que duerme en Las Regueras esperando salir a contarnos que los Romanos en Asturias, no sólo estuvieron en Veranes.
Vaaamossss