Luércoles tormentoso

Muy buenos/as días/ tardes, qué estamos en esa extraña franja del brunch. Me pilló la mañana en el ALSA y con un sueño que me imposibilitaba mover los dedinos y los párpados; pero, nunca es tarde si la dicha es buena, así que vamos a ver qué se cuece en este gran y prodigioso país:
Está Valls qué se caga en los demonios, porque no acaba de entender ese desapego de Rivera a los supuestos "principios ideológicos". Me enternece la inocencia de los políticos extranjeros. Hasta las lágrimas. Es que no vale tener ancestros made un Spain, querido Valls, para comprender que , en este momento de la partida, lo que se están jugando no son las ideas, ni mucho menos; casi te voy a decir, que la política en estos momentos, está guardada en lo más profundo de los corazones de nuestros negociadores. Bueno, si te quedas unos meses, ya lo irás entendiendo.
Mira, por ejemplo, el partido de Puigdemont negocia y pacta con los fans de Vox en Europa. Cómo lo ves? A qué mola? No te preocupes; ya te digo que, con el tiempo, vas a llegar a entenderlo. Y es que, la vida es complicada y tiene senderos tupidos de malentendidos y cardos. PP dice que Vox, de ninguna de las maneras, va a gobernar y PSOE le deja a Iglesias cargos intermedios pero, ninguna cartera ministerial. Todos ellos saben que a la vuelta de cuatro años (con suerte) volverán a jurarse amor eterno y la luna lunera cascabelera. Y todos volverán a rendirse ante los futuribles puestos de poder. Luego, caerá la dura realidad como una losa.
En lo guay, está el  quinto aniversario de nuestro Rey en el trono, después de la abdicación de su padre, con aquella maravillosa ceremonia llena de glamour y  "tachán- tachán". Es mágico este discurrir del tiempo, la infanta Leonor se convirtió en princesa y la infanta Sofía, en infanta sin más. La reina nos regaló multitud de grandes momentos  para la historia y las alfombras de la Real Fábrica de Tapices, por un leve instante, voltearon sus esquinas y nos enseñaron que, polvo y mierda, lo hay en todas partes. Como ya no es hora, me despido aquí mismo con una gran sonrisa, aunque amenace tormenta.

Comentarios

Lo más leido

El lejano oriente

Astados y paquidermos

Autoconfitamiento