A Theresa con todo mi amor

En estos tristes momentos de despedir a nuestra querida Theresa, de la que sabíamos que su final estaba próximo, pero nunca lo quisimos creer, tengo que hacer, a petición del público una pequeña reseña de su vida y su pelo durante todo el largo proceso que nos ha unido para siempre en un indestructible binomio. Una mujer con fuertes convicciones y un patológico deseo de agradar a todo el mundo, es absolutamente innecesaria, irrelevante, ineficaz y, a mí, me ponen de los nervios. O eres mala, o conciliadora; las dos cosas son autoexcluyentes. Esa es la principal diferencia entre Margareth Tatcher y Theresa May. Esa, y su peluquero; o mejor dicho, la ausencia de esa figura fundamental en la carrera de toda mujer de Estado que se precie. Con todo lo dañino que se quiera adjetivar(ecológicamente hablando) a los fijadores capilares, son auténticos catalizadores en procesos de evolución política y social. La vida de Teresa May es un continuo rebelarse contra todo y contra lo contrario a todo. Educada en escuelas femeninas, bebe febrilmente de fuentes "peligrosamente" feministas que la llevan a la política y a una cruzada contra los "estigmas de la feminidad", que en su subconsciente desea apasionadamente. Sus brillantes estudios en Oxford la colocan en el mundo de las finanzas, siempre en puestos de alta responsabilidad y poca alfombra roja. Nunca irrumpe en la política, porque con media melena canosa, peinada con raya a un lado, no irrumpes en ningún sitio por mucho tacón amarillo canario que te calzes. Todo lo más, entras.  Y así lo hace como concejal por el barrio londinense de Merton. Se cuela en el parlamento británico y consigue ser la primera presidenta del partido conservador, sin dos líneas seguidas en la Wikipedia, porque, aunque en ese momento, ya se corta el flequillo, como nunca trabajó en éste la muñeca y el cepillo de peluquero alguno, no ha lugar a ninguna biografía con foto. Cameron la ficha como ministra de interior e igualdad porque él, tan fan de Grecian 2000 y de  Lorêal Elnett alta fijación, necesitaba de alguien inteligente pero con facilidad para mimetizarse y pasar desapercibido. Lástima de aquel órdago al grito de "Qué no tengo güevos de preguntar si salimos de Europa a quien? Sujétame el Jack Daniels, que voy a convocar un referéndum!"  Con los vapores del alcohol, se le fue el santo al cielo y no contó en ningún momento con la conocidísima guasa británica de los votantes y ... pués ná!  el famoso y fogoso primer ministro, a tomar por el culo! Y el Bréxit en marcha! Cameron dimite y Theresa, le pide a su vecina que le arregle las puntas porque va a llover y no hay cosa que más le joda que el pelo ondulado y, de paso, si se ve bien, igual se presenta como candidata para sustituir al gran David. A la vecina se le va un poco la flapa con las tijeras de podar, porque las otras estaban de limpiar unos jureles, que sangraban cuando los trajo del mercaoTheresa se entrega a su partido como Juana de Arco; pero, sin los güevos.  Mientras tanto, en el seno de los torys estaban planeando un suicidio colectivo porque la movidita de Cameron y el Bréxit les había puesto perdidos de whisky y del aftersave de Loewe y ya no había otra salida, cuando Theresa con  look de teresiana, pantalón de cuadros escoceses, zapatos de tacón color naranja butano y  con un bolso negro tipo "Shopping bag", que nunca fue ella de bandoleras,  pica a la puerta y pide permiso para coger el estandarte. Dicen que se oían las carcajadas de los conservadores cuando marchó pa su casa, ebria de orgullo, desde  Nueva Zelanda (qué Dios salve a la Queen).  La tía del pelo imposible y el bolso inmenso, no resultó tan beata como creían y puso cuatro o cinco puntos sobre las ies, dentro y fuera del partido al que catalogó de "antipático"(qué eso, en Londres, ye como si te llaman aquí "asquerosu"). Creó un Consejo de Ministros para el Brexit con defensores y detractores, lo que viene siendo equivalente a juntar hienas y bambis, esperando que se arrullen pa dormir y que le salieron "rana" , como no podía ser de otra manera. Probina mía! Y con aquellos pelucos, que cada vez que caían cuatro gotas y cinco dimisiones, apetecía traerla pa casa y hacerle un moldeador. Los muy cabrones, filtraban a la prensa lo que se debatía o aprobaba, antes de levantar acta; la criticaban por la espalda y en los realitys televisivos, unos verdaderos hijos de la Gran Bretaña! Un día, la vecina de las tijeras de podar, fue por su casa a pedir azúcar para el té y  la vió con aquella cabeza tan desastrosa y con las ojeras a la altura de las rodillas y le dijo, ven pacà que tengo un plis del Mercadona color lila que te va a alegrar la cana. Aquel sencillo gesto y unos zapatos verde punta,  hicieron que en la reunión de las cuatro o'clock, con los del Brexit, les obligara a entregarle todos los móviles pa que no se "escapara" nada de lo que se iba a hablar; y los encerró en el salón de invitados de Downing street, hasta que se confeccionó la versión oficial de lo acordado. Lo que un plis del Delyplus puede hacer por una!! Y, oye, que salen por cuatro perras!! Pero, en su partido conservador y rancio, solo la querían como mártir, no como líder y la abocaron, con zalamerias y engaños, a convocar elecciones para, según ellos, alcanzar en aquel momento de gloria, una mayoría aplastante que impulsara el putobrexitdeloscojonesmalditalahoranegra. La peña, que ya estaba de sustos hasta el duodeno, lejos del "supuesto propósito", dejó a los demócratas a un par de puntos escasos de los de May. Dios Santo! Menuda debacle. Los sucios y corrientes comunes, mordiéndoles las nucas!! Tenían que pactar con los norirlandeses para poder ir al baño sin pedir permiso a Jeremy Corbyn!! Una vez más, nuestra buena amiga dejó que la grasa y la caspa anidaran en su pelo y escribió aquella primera carta a Bruselas en la que expresaba su deseo de dejar el club y exijía el acuerdo comercial más heavey de la historia del mundo y amenazaba veladamente (o, quizás no tan veladamente) con dejar de colaborar en defensa si no se aceptaban sus condiciones. Yo soy de las que digo que sí; que ese día fue cuando paseando despacho palante despacho patrás con los tacones turquesa, notó como unas tablas del suelo sonaban hueco, tiró parriba y encontró el estuche-regalo de Beefeater que le habían enviado a la Tatcher cuando dejó el cargo y que, como empezaba un tratamiento en Baden- Badén, lo escondió pa mejor ocasión. Si no, ya me diréis de qué lo de la  carta aquella,  que consiguió unanimidad plena en la Europa de los veintisiete, para en cuatro minutos, exactamente, mandarla a la mierda en perfecto francés. El encargado de la respuesta fue Barnier, que  inmediatamente  se hizo con el título de negociador internacional, en premio a tan sublime uso de la diplomacia.
A partir de aquí, la historia del borrador de 600 folios parriba y pabajo,  el bolso que lo trajo y llevó junto al bocata de salami; las idas y venidas a Bruselas, los memes, las dimisiones y cesiones...
aquel  frenético baile de  acuerdos no aprobados, ni siquiera por los suyos que ya no disimulaban su desprecio, hicieron que los folículos capilares perdieran su keratina natural de forma alarmante.  La hipotética frontera entre las dos Irlanda, les sacó canas, a ella y a Juncker. Las manifestaciones a favor de quedarse en la UE, empezaron a ser demasiado numerosa y ruidosas  Y las puntas de X de la palabra "Brexit" rajaban inmisericordes la palabra "Unido" que adornaba al Reino. Reuniones secretas, conciliábulos nocturnos y puñales emponzoñados precipitaron este triste final, que, después de tanto trajín, el propio Juncker afirma vivir "sin alegría personal" y, querida, pa qué diga eso Juncker...  Si hubieras sabido licuar "feminismo" y "peluquería", habrías tenido otro final, te lo garantizo. Porque cuando  te dejas 50 lereles en Llongueras o Jean Louis David o en Margarita Suarez, sales de la peluquería con ese olor a laca que te llega hasta lo más profundo del bulbo raquídeo y con la mirada altiva, propia de la que sabe que, con una leve oscilación craneal, mandas pal otro barrio dos o tres millones de microorganismos, a la vez que perforas la capa de ozono con total gratuidad en remordimientos; y, oye, como que entras pal parlamento de otra manera, rollo Uma Thurman en Kill Bill  y pones de rodillas a los demócratas y, a los Torytos, que son los tuyos, los dejas sin cuernos. Y, todavía te queda laca en la cabeza pa pedir un descafeinado, con leche fría  de soja, corto de café, sin despeinarte ni un poco! Pero, claro, ya es tarde y ... Tú te vas y Boris Johnson va a tomar seguramente posesión del estuche de Ginebra de Margareth, a la que nunca le dió miedo un rulo, ni una tenacilla, ni mucho menos un ejército de torys traidores. Qué había laca en esa cabeza como pa dejar la troposfera en pelota picada!!!

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