San Pablo, Haydn y los dragones.
Buenas noches.
Una superviviente de la enardecida Helena, tiene ganas de contar cosas a estas horas tan inapropiadas para los que madrugamos escandalosamente. Resulta que, hace un rato, estaba comentando con un par de esos "más mejores amigos", lo de la amistad, la lealtad y todo lo contrario; y, lo de "sujétame el cubata" que voy a escribir en el blog. Jajajajajaja!
Todo empezó está mañana, mientras me congelaba en la iglesia de mi pueblo y escuchaba la famosa carta de Pablo a los Corintios, en la que, el insensato, intenta poner un poco de orden en la normativa de lo que implica amar (Qué las mujeres somos duchas en lo de atender a varias cosas a la vez y puedes perder la sensibilidad en los dedos de pies y manos, a vez que escuchas y deconstruyes la segunda lectura del domingo). Mientras alguien declamaba al skinhead arrepentido de Pablo, yo entraba en el cavernoso mundo de " el amor no es envidioso, no hace alarde, no se envanece..." Y, llegué en un plis plas, a lo que ya sospechaba: no estoy en el club de los buenos. Hago alarde, y me envanezco de mis amigos. Sin paliativos: me siento terriblemente orgullosa y no dejó pasar oportunidad de publicar lo que quiero y lo que me quieren. No siendo yo persona fácil, acuño relaciones sospechosamente leales.
Cada vez que este tiempo, que es la edad, va pasando hojas del taco de sobremesa, me doy cuenta de lo que no quiero:
Hipocresías; esa puta manía de no querer hacer daño a nadie con mi honesta opinión; y lo de tragar ruedas de molino que no me aportan nada, más que malas digestiones; esas disculpas para cubrir decisiones equivocadas de personas que, por mucho que brillen, no significan nada en mi vida del día a día. Ese callar cuando la lengua late como un corazón con taquicardia , no puede ser bueno. Hay verdades tan evidentes, que ciegan. Hay mentiras tan gordas, que abrasan. Estoy en esa segunda y última parte del maravilloso (?)ciclo de la vida y no me puedo permitir muchas estupideces; de esas tenía barra libre hasta hace cuatro días. Es por todo esto y por culpa del cretino de San Pablo que me veo obligada a decir que:
Todos no somos iguales.
No quiero a todo el mundo ( sólo me faltaba!)
No todo se puede sacrificar por el bien común ( al menos, no se debe)
Las tonterías de los que tienen el poder tampoco tienen un pase.
Hay buenos y malos ( sin importar la marca de su jersey)
Ser mujer, gay, hombre o perro, no te da puntos extra: En absoluto y para nada.
Hay un código no escrito que rige el mundo. Entérate cuanto antes de dónde lo puedes comprar; es indispensable pa la vida misma. ( Orienta; pero no obliga. Menuda putada...)
Nadie, ni siquiera yo, está en posesión de la verdad absoluta porque las partituras están llenas de bemoles y becuadros, por aquello de matizar las notas naturales (las guays; qué no serán tan perfectas si hay que matizarlas).
Con lo que, Pablo, mucha teoría precisa y muy complicada aplicación a la ecuación vital. En cualquier caso, bonita encíclica! En serio, muy mona pa un domingo de febrero, con ensayo y Haydn y el Maestro de Mesa y todos los demás. Si eso, pa otro domingo de música, te pones un puntito en la boca y le cedes la plaza a Juan y su apocalipsis, que siempre es más insondable y no te da pa pensar más allá de dragones de siete cabezas, siete llaves, siete puertas, fuegos fatuos y tripis y pastillucas de colores.
Perdón a todos los amigos ácratas , ateos y escépticos. Perdón, a los amigos creyentes y practicantes. Y, perdón a Pablo que debo tenerlo contento!!
Cómo mola divagar los findes en el blog!! Felices sueños. Yo me acabo de quedar la mar de agusto!!
Neniiiiii Helena entró en tu casa por la puerta grande jajaja.
ResponderEliminar¡Feliz e inspirado domingo Amiga!
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